Después de prolongada dolencia, que sobrellevó con ejemplar aceptación, ayer se desligó de la vida en esta capital el reconocido médico gastroenterólogo Francisco Antonio Laviada Arrigunaga, caballero perteneciente a una antigua y conocida familia de la sociedad meridana, en cuyo seno disfrutó de general, merecida estimación, por las cristianas virtudes, el don de gentes y la bonhomía que le caracterizaban.
Nacido en Mérida el 4 de octubre de 1921, día de San Francisco de Asís, en el seno del matrimonio que formaron los esposos don Antonio Laviada Arana y doña Fausta Arrigunaga Peón, cursó la carrera de Medicina, junto con su hermano gemelo Eduardo Antonio, en la Universidad de Yucatán, de donde fueron expulsados, y luego readmitidos, por defender públicamente sus convicciones.
Después de concluir su servicio social en Peto y su internado en el Hospital O’Horán, se graduó de médico en 1949. Viajó ese año a España con su hermano Eduardo, donde estudiaron, en el Hospital Provincial de Madrid, el doctorado en Medicina, bajo la dirección del profesor Gregorio Marañón, reconocido científico, historiador, escritor y pensador español. Posteriormente, de 1951 a 1952, continuaron sus estudios de posgrado en el Hospital Brussais de París, Francia, bajo la tutela de los profesores Degennes y Deltour.
Regresaron a México en 1953 y se incorporaron al Hospital O’Horán, donde los hermanos Laviada Arrigunaga, ya como gastroenterólogo y endocrinólogo, se dedicaron al ejercicio profesional y a la enseñanza de la Medicina Interna, la Gastroenterología y la Endocrinología.

















Maestros por vocación, los doctores Laviada Arrigunaga se integraron en 1954 a la Facultad de Medicina de la Universidad de Yucatán como profesores de Fisiología y desde entonces realizaron intensa, productiva labor docente, caracterizada por “la firmeza de sus principios, combinada con su irrestricto respeto por la libertad y dignidad de los demás, unidos a su natural sentido de la justicia, así como su jovialidad y calidad humana”, lo que les granjeó “la confianza, la admiración y el afecto de muchas generaciones de estudiantes de Medicina, en quienes supieron despertar el interés por el estudio y el amor por la carrera”.
El doctor Francisco Antonio fue presidente fundador de la Sociedad de Medicina Interna de Yucatán, miembro titular del American College of Physicians, de la Academia Nacional de Medicina, la Societé de Médicine de París y la Sociedad Médica Hispano-Mexicana. En el año 2000 recibió, con su hermano Eduardo, la Medalla Yucatán, que otorga el gobierno del Estado.
El 19 de mayo de 1958 contrajo matrimonio con María Elena Rodríguez Peón, de quien enviudó el 20 de agosto de 2013. Tuvieron dos hijas, María Elena Laviada Rodríguez de Rivero y Pilar Zabaleta Laviada de Arrigunaga.
El cuerpo fue velado en una ceremonia íntima en la que su sobrino el presbítero Jenaro Rodríguez Colomé ofició una ceremonia eucarística. Se dispuso la incineración y las cenizas serán depositadas en una cripta de la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes (calle 65 con 38, en el Centro), en fecha y horario por definir.
Además de sus hijas, le sobreviven sus hijos políticos Francisco Rivero Maldonado y Fernando Arrigunaga Juanes, nietos Francisco Rivero Laviada, Fausta Pilar, María Elena y Fernando Arrigunaga Zabaleta, hermanos Cecilia viuda de Patrón y Genoveva viuda de Ponce, hermana política María Elena Hernández Ramírez, sobrinos Laviada Molina, Zabaleta Laviada, Laviada Hernández, Patrón Laviada, Aguilar Laviada y Ponce Laviada, y demás familiares, quienes reciben las condolencias de las personas de su amistad, a las que asociamos cordialmente las nuestras.
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