Desde la trinchera pública o la privada, doña Sara Elvira Mena Peniche viuda de Correa Rachó, quien falleció anteayer martes y ayer fue enterrada enel Panteón Florido, como informamos en la página de enfrente, siempre destacó por su deseo de servir.
Con su esposo, el abogado Víctor Manuel Correa Rachó, primer alcalde de Mérida emanado del PAN, compartió el mismo propósito: trabajar siempre por el bien común.
Madre de nueve hijos, además de su activismo en la política, en tiempos en que reinaba el autoritarismo y se perseguía a la oposición que simbolizó don Víctor Manuel, tuvo la capacidad de dividir su tiempo para dedicarse con ahínco también a su familia y a otras actividades sociales y religiosas.
Aunque el corazón de doña Sara dejó de palpitar en las primeras horas del martes, su legado permanecerá como ejemplo para las actuales y futuras generaciones.
Más allá de sus funciones en Acción Nacional, como consejera estatal vitalicia, honor que compartió con el extinto Rafael Castilla Peniche y Benito Rosel Isaac, o como regidora de Servicios Sociales y presidenta del DIF Municipal durante la primera administración de la contadora Ana Rosa Payán Cervera, en el trienio de 1991 a 1993, doña Sara y su esposo tuvieron destacada participación en la presidencia diocesana de la Acción Católica Mexicana (ACM) en la década de los sesentas, cuando el arzobispo Fernando Ruiz Solórzano presidía la Arquidiócesis de Yucatán.
El paso de ambos por la ACM pareció marcar sus trayectorias personales, identificadas con el lema del apostolado: “Por Dios y por la Patria”.
Años antes, en 1954, encabezaron el Comité de padres de familia del Colegio Montejo y tuvieron la oportunidad de cristalizar la inauguración del entonces nuevo edificio de la institución educativa de inspiración marista.
La madre del ex alcalde meridano Luis Humberto Correa Mena también fue presidenta del comité diocesano de la Unión Femenina Católica Mexicana (UFCM), en 1980.
Más de dos décadas después, en 2007, doña Sara participó en la directiva de la Unión Femenina Católica Mexicana de la iglesia de Nuestra Señora de Fátima, con la responsabilidad de las tareas de Acción Social.
Su identificación y trabajo en favor de Acción Nacional le valieron ser considerada, en diciembre de 1992, la “Panista del año”, distinción que su partido otorga durante su tradicional verbena navideña en el parque de Mejorada. Un año antes, como integrante del Cabildo del Ayuntamiento de Mérida promovió la creación del programa “Recordar es volver a vivir”, que cada jueves se realiza en la pérgola del Centenario.
Por su incansable quehacer apostólico, de servicio a los demás, y por la defensa de la justicia social y la dignidad humana, la Asociación Nacional Pro Superación Personal le otorgó, en 2005, el Premio Sol.
Once años después de recibir ese reconocimiento, el consejo que la señora Mena viuda de Correa ofreció durante el evento bien podría ser parte de su epitafio: “Hagan las cosas sencillas de la vida poniendo todo el corazón”.
En sufragio de su alma, se oficiarán misas hoy jueves y mañana viernes, a las 6:30 de la tarde, en la iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en Itzimná. Las oficiará el párroco, presbítero Fernando Sacramento Ávila. Sábado, lunes, martes y miércoles próximos las misas serán a las siete de la noche en la iglesia de María Inmaculada, en el fraccionamiento Campestre. Las oficiará el titular de la parroquia, presbítero Christian Uicab Tzab.